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Al infinito y más allá: así se festejan en Buenos Aires los 30 años de Toy Story

La canción “Yo soy tu amigo fiel” suena apenas se cruza la puerta de La Gran Lámpara en el Palacio Libertad y la lámpara Luxo Jr., emblema de Pixar, ilumina un mural preparado para la primer...

La canción “Yo soy tu amigo fiel” suena apenas se cruza la puerta de La Gran Lámpara en el Palacio Libertad y la lámpara Luxo Jr., emblema de Pixar, ilumina un mural preparado para la primera selfie del recorrido. Son solo detalles de Toy Story 30: Exposición aniversario, que reúne archivos originales y relecturas de artistas argentinos para celebrar las tres décadas de la primera película animada íntegramente por computadora en la historia del cine.

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Una línea de tiempo recorre los hitos más importantes de estas tres décadas junto a bocetos originales, entre ellos los de Bud Luckey, el artista que le dio a Woody su sombrero de cowboy, su pañuelo y su estrella. Para definirse los rasgos del protagonista y del resto de los personajes de la primera película de la saga, estrenada en 1995, se desarrolló un intenso proceso artesanal de búsqueda y experimentación liderado por quienes hoy se consideran los cinco grandes padres artísticos de Toy Story: “John Lasseter con la visión y la dirección, Luckey con el diseño de personajes, Ralph Eggleston en lo visual, Andrew Stanton con el guión emocional, y Pete Docter y Joe Ranft con la profundidad de los personajes”, señala la curadora Johanna Wilhelm.

En el recorrido, diverso material gráfico dedicado al sheriff más famoso del cine animado se exhibe junto a acuarelas y dibujos de los primeros intentos de diseñar a Andy , modelados 3D de los personajes, versiones alternativas de Jessie y storyboards que muestran cómo los creativos del estudio trabajaban la gestualidad y la identidad de cada juguete.

El visitante descubre que Woody no siempre fue el héroe noble y querido: en las primeras versiones del guion, era autoritario y cruel. Según el guionista Bill Reeves, “debía convertirse en nuestra guía emocional y tenía que tener expresiones faciales tan humanas como las de un actor de carne y hueso”.

En los primeros conceptos de Lasseter, el protagonista era un pequeño muñeco de lata, un soldadito que aparece en el corto Tin Toy vinculado a un ventrílocuo cuyo tipo de juguete no estaba definido. El equipo exploraba qué objetos fascinaban a los niños, como los muñecos de tela que, al tirar de un cordón, podían hablar. Con el tiempo, la figura central se fue transformando a través de bocetos hechos a mano y distintos lenguajes visuales, hasta llegar al Woody definitivo.

Ese delicado trabajo de creación de los personajes se aprecia en vitrinas que exhiben dibujos en lápiz, grafito, carbonilla, óleos-pastel, acuarelas, modelados en arcilla y cortometrajes como Luxo Jr. y Tin Toy, ganadores del Oscar y que revelan la génesis del universo Pixar. “Estos objetos tienen personalidad, sus movimientos están humanizados y hay mucha sensibilidad en ellos. Se ve la mirada de los juguetes y su relación con los humanos”, apunta Wilhelm.

En una segunda sala, el protagonista es Buzz Lightyear y su universo espacial. Allí se despliega una secuencia de colorimetrías, modelados y maquetas que revelan cómo se construía primero todo a mano para luego pasarlo al plano digital.

Un tercer espacio abre el juego a una selección de artistas argentinos que reinterpretan la película desde sus propios lenguajes. Para Costhanzo, Toy Story ha sido una referencia: “Llegué a estudiar animación a principios de los 90 y recuerdo esa primera película muy presente. Cambió la historia del cine para siempre”. Sobre su participación en la muestra, señala: “Trabajé la escena de la máquina con la garra en Pizza Planet y la transformé en una alusión a La libertad guiando al pueblo , con Buzz liderando a los marcianos, con cierta ingenuidad, pero unidos en un mismo objetivo”.

Carolina Silvero y Juan Elizalde, del estudio de diseño e ilustración Guardabosques, dieron vida a una secuencia en papercraft, con Buzz enfrentando al Emperador Zurg. “Inventamos una escena con un final del juego diferente a la segunda entrega de la saga. Llevamos a los personajes al papel con una técnica de pocos polígonos, facetada, como los primeros modelados digitales”, cuentan los artistas.

El Estudio Los Chinos trabajó en miniatura: “Recreamos la casa de antigüedades de Toy Story 4 en escala 1/9, donde están los objetos olvidados y donde termina Woody al perderse de la caravana. Pusimos ventanitas y miradores para que según desde dónde se mire, haya distintas perspectivas del adentro. En épocas de inteligencia artificial, nos interesa pensar en la inteligencia artesanal”, destaca Leonor García Vercillo, especialista en maquetas.

Melanie Antón Defelippis, directora de arte, participa con una instalación de grandes dimensiones compuesta de una gran pista de Hot Wheels rosa, pelota de Pizza Planet en equilibrio, View Master y el empapelado del cuarto de Andy en un estallido de color alusivo al universo de los juguetes.

Alan Berry juega con un Señor Cara de Papa multiplicado en serigrafías pop al estilo de los emblemáticos retratos de Marilyn Monroe de Andy Warhol. En la singularidad y el carácter accidental de la tinta en cada impresión se refleja conceptualmente este icónico personaje de la historia, que se reinventa una y otra vez en su continuo desarme y reconstrucción.

En otro rincón de la sala, Bernardo Henning lleva al peluche Lotso a un mural pintado a mano con proyecciones que se disparan enmascaradas a través de un mapeo donde los trazos cobran vida y revelan la doble cara de este otro personaje de las películas de Disney-Pixar: “Es como tierno pero no lo es, y atrae a través de su alegría, color y textura a los otros juguetes para que se crean que es bueno”, señala el artista de una obra que dialoga con el contraste entre la apariencia y la verdadera personalidad.

Federico Lamas eligió trabajar con Rex, el dinosaurio ansioso y entrañable de la saga: “Viendo las pelis con la cantidad de ironías que tiene el guion, cosas dark incluso muy divertidas y existenciales, vocacionales, hice algunos dibujos literales de escenas que convierto en memes y chistes propios que estos personajes podrían compartir. Rex decantó un montón de humor que tiene que ver con mi universo”, cuenta el creador. Lamas trabaja a lápiz y, en el marco de su proyecto Visión Infernal, las ilustraciones esconden escenas que esperan para ser descubiertas a través de un visor. Sobre los bocetos originales de Toy Story que acompañan la exposición, el ilustrador opina: “Me gusta saber que es un proyecto que antes de existir tuvo una épica increíble, que hubo un camino y que hay algo súper artesanal previo, por más de que se haya creado una franquicia luego, un comienzo muy de experimentación, de querer hacer algo que nunca se hizo antes, y con una narrativa que acompañó con una búsqueda de personajes que tanto ocupan el lugar de villanos como de héroes: todos tienen dónde caerse y dónde derrumbarse, y eso está buenísimo”.

Para el ilustrador Cristian Turdera, el impacto de la saga también fue revelador: “Consumo todo el tiempo cuestiones culturales que tienen que ver con las infancias y esta película convocó a adultos, marcó un hito en la historia del cine de animación. En mi caso, a través de una mezcla de lenguajes que vengo trabajando, con algo de tridimensión, me inspiré en qué me pasó a mí la primera vez que vi Toy Story y en qué sentí después”.

Varias esculturas de los personajes de la ficción también forman parte del montaje, que fue pensado en clave inclusiva con señalización en braille, audiodescripciones, videos en Lengua de Señas Argentinas e ingreso prioritario para personas con CUD. Además, los visitantes pueden disfrutar de propuestas lúdicas como “firmar” la suela de Woody o Buzz desde una tablet, para que su nombre sea proyectado en una pantalla gigante.

El cruce entre arte y ciencia también está presente en la exposición con una instalación inmersiva de Joaquín Fargas, controlada por procesadores y algoritmos. Es un homenaje a Buzz Lightyear y sugiere un firmamento con música y leds que se activan con sensores ante la presencia del espectador, generando a cada paso una constelación única. “El astronauta de la historia está presente en esta obra espiritualmente”, señala el artista. “En este firmamento que no sabemos hasta dónde llega, un patrón aleatorio refleja imágenes que no vuelven a repetirse, bajo esa frase icónica que todos recordamos, tan profunda y filosófica: ‘Hasta el infinito y más allá’”.

Para agendar

Toy Story 30: Exposición aniversario. Sala La Gran Lámpara, Palacio Libertad (Sarmiento 151). Del 26 de septiembre al 14 de diciembre, de miércoles a domingos, de 14 a 20 horas. Entrada gratuita con reserva previa.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/cultura/al-infinito-y-mas-alla-asi-se-festejan-en-buenos-aires-los-30-anos-de-toy-story-nid26092025/

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