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El consumo de psicofármacos se agudizó en la Argentina en el último año

“Tomate un rivotril”. “Me tomo un clona para dormir”. Son frases que se escuchan con frecuencia en conversaciones de trabajo, en ámbitos de exigencias física e intelectual, e incluso en l...

“Tomate un rivotril”. “Me tomo un clona para dormir”. Son frases que se escuchan con frecuencia en conversaciones de trabajo, en ámbitos de exigencias física e intelectual, e incluso en la mesa familiar del domingo. Aparece como un intento de respuesta rápida para el manejo de las exigencias de la vida diaria. Sin embargo, en muchas ocasiones, puede resultar contraproducente y tapar síntomas de enfermedades no visibles.

Especialistas en salud mental consultados por LA NACION advierten que el consumo de psicofármacos sin indicación médica no es un fenómeno nuevo, pero que “en el último año se agudizó”.

Según un reciente informe de la Subsecretaría de Medicamentos y Productos Médicos (SMS), el consumo de hipnóticos y sedantes aumentó un 6,9% y el de antidepresivos un 1,3%, en los últimos cinco meses de este año. En contraste, el uso de antipsicóticos disminuyó un 2,7%.

En relación al incremento de hipnóticos y sedantes, desde el organismo suponen que “podría estar relacionado con problemas de sueño”, y que el aumento de antidepresivos, indicaría la necesidad evidente de mayor apoyo y tratamiento para la atención de la salud mental.

“De manera cotidiana recibimos casos de personas que consumen psicofármacos como estrategia de afrontamiento por el creciente desgaste emocional y social sin receta ni seguimiento”, introduce Ricardo Corral, psiquiatra, docente y Jefe de Departamento de Docencia e Investigación del Hospital Borda.

Y sigue: “Si bien el abuso de psicofármacos no es un fenómeno nuevo, en los últimos tiempos se profundizó por la fuerte precarización de la vida en diversas áreas, tanto en lo económico como en el aspecto sociocultural”.

¿Cuáles son los riesgos de automedicarse, y cuándo corresponde una consulta profesional?

“A partir de la pandemia de Covid-19 observamos un aumento sostenido en el caudal de consultas, especialmente marcado en la clase media argentina, en cuadros de sintomatología ansiosa y depresiva”, cuenta Cynthia Dunovits, médica especialista en psiquiatría y jefa de la División Psicofarmacología del Hospital de Clínicas.

“El malestar social, las dificultades económicas, la incertidumbre e insatisfacción laboral, sin dudas generan una respuesta fisiológica asociada al estrés que se manifiesta a través de nerviosismo, ansiedad e irritabilidad”.

Todos estos síntomas, sostenidos en el tiempo, resalta que tienen impacto en la salud física: “La ansiedad sostenida en el tiempo genera trastorno del sueño, frustración, síntomas evitativos y tristeza que, de no ser tratada correctamente puede consolidar un episodio depresivo”.

En relación con los psicofármacos utilizados para tratar la ansiedad y la depresión, Dunovits explica que “los antidepresivos son fármacos de primera línea tanto para trastornos de ansiedad como para trastornos depresivos”, y que si bien “no generar dependencia, tolerancia ni abstinencia, su indicación es por un tiempo prolongado (8 meses - 1 año como mínimo) y requiere de estricto seguimiento”.

En el uso de ansiolíticos o sedantes, en cambio, se recomienda que se utilicen por tiempos acotados, a pesar de que en gran parte de los tratamientos se consumen de forma crónica”, cuenta.

Por su parte, Corral advierte que muchas veces hay cuestiones psicológicas que provocan ansiedad o depresión y que no necesariamente requieren medicación. Lo que necesitan, en cambio, es de “orientación adecuada para que puedan generar cambios en las conductas y en los hábitos cotidianos que alimentan el estrés y la sensación de tristeza. En estos cuadros, muchas veces, la falta de actividad física, el uso abusivo de alcohol y tabaco, el exceso de uso de pantallas y redes sociales, entre otros factores a tener en cuenta, inciden de manera negativa y magnifican la sensación de ansiedad o tristeza”.

La jefa de la División Psicofarmacología del Hospital de Clínicas agrega que es fundamental antes de prescribir cualquier tipo de droga tener un diagnóstico claro. “No todo cuadro de tristeza es un trastorno depresivo y no todo trastorno depresivo se medica con antidepresivos. Siempre debemos descartar primero causas orgánicas, y también evaluar si no se da en el contexto de un trastorno bipolar en cuyo caso los antidepresivos se desaconsejan”, precisa.

En relación al descenso del consumo de antipsicóticos que indica el estudio antes mencionado, la experta analiza: “El uso de antipsicóticos está asociado a cuadros psiquiátricos más complejos y, en los contextos económicos adversos, suelen tener su primer impacto en poblaciones vulnerables. Así como dijimos que el aspecto social impacta en lo psíquico, también se produce la relación inversa: los trastornos psiquiátricos tienen una influencia directa en los aspectos sociales, laborales y económicos de las personas, dejándolas en muchas ocasiones por fuera de la población laboralmente activa. En contextos sociales complejos estos pacientes son los primeros en presentar dificultades para acceder al tratamiento, esto podría explicar el descenso en su uso”.

Los riesgos de automedicarse

De acuerdo a un estudio reciente, casi tres de cada diez personas tuvieron síntomas ansiosos y o depresivos en 2024. Así lo indicó la investigación presentada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) en el mes agosto. “En apenas 14 años, la proporción de adultos con síntomas ansiosos o depresivos se incrementó diez puntos porcentuales”, analizaron los investigadores del estudio.

En este contexto, la decisión de consultar con un profesional de la salud antes de auto medicarse es crucial “para evitar riesgos severos”, afirma Corral.

Y resalta dos grandes aspectos problemáticos: “En primer lugar, si un medicamento está mal indicado y no tiene seguimiento, un síntoma aparentemente psíquico puede confundirse con un problema de otra índole (como epifenómeno de otra enfermedad); al consumir un psicofármaco, en realidad, se está encubriendo otra enfermedad. Por ejemplo, cuando se considera que alguien que está deprimido, pero en realidad tiene hipotiroidismo y en ese caso lo que necesita no es un antidepresivo, sino una hormona tiroidea”.

Por otro lado, el psiquiatra destaca el riesgo de adicción y dependencia: “El paciente se acostumbra y cada vez se necesita más dosis para estar menos ansioso ya que su cuerpo gana tolerancia. Al mismo tiempo, hay que tener cuidado con el síndrome de abstinencia, que también necesita un profesional adecuado cerca, y del enmascaramiento de problemáticas más profundas que requieren de un abordaje más integral”.

Dunovits acuerda y resalta con preocupación que los adolescentes son una de las poblaciones particularmente vulnerables, tanto al consumo de ansiolíticos como al uso de psicoestimulantes, y quienes tienen más dificultades de acceso a la consulta. “En un contexto global de sobreinformación, recompensas inmediatas, falta de lazos significativos, la ansiedad, las dificultades atencionales y la búsqueda de soluciones inmediatas se vuelven la regla. Especialmente desde la pandemia vemos cómo aumentaron los cuadros de ansiedad y depresión en ellos –los adolescentes-, quienes llegan muchas veces con conductas de riesgo”, puntualiza.

“En la última década, la población parece haberse familiarizado con el uso de ansiolíticos, y a veces hasta han dejado de considerarlo un psicofármaco, subestimando su potencial de abuso, dependencia y tolerancia”, agrega.

“La vida no se puede medicalizar en todo momento”, retoma Corral, que asegura que “hay circunstancias que sí requieren de medicación y acompañamiento profesional”, y al mismo tiempo resalta la importancia de construir “buenos lazos sociales en la vida cotidiana, donde se apueste a la tolerancia y el respeto con el prójimo para sostener una vida con bienestar de manera integral”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/el-consumo-de-psicofarmacos-sin-indicacion-medica-se-agudizo-en-el-ultimo-ano-nid15102025/

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