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Reclamo: una histórica palestra clave para la formación de andinistas podría desaparecer para siempre

El sol de la tarde cae de costado sobre las piedras grises. Algunos escaladores ascienden lentamente los 20 metros de la palestra nacional de andinismo, mientras otros, más abajo, aseguran las cue...

El sol de la tarde cae de costado sobre las piedras grises. Algunos escaladores ascienden lentamente los 20 metros de la palestra nacional de andinismo, mientras otros, más abajo, aseguran las cuerdas con movimientos precisos. Se oyen los golpes secos de los mosquetones, el esfuerzo contenido en cada paso. Es dentro del Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), sobre la avenida Lugones, donde el muro revestido de roca natural parece un fragmento de montaña traído al llano porteño. Mientras el ritmo de la escalada no se detiene, un grupo de socios del Centro Andino Buenos Aires conversa con LA NACION sobre el futuro incierto de esa estructura que, desde hace más de cuatro décadas, forma parte de la historia del montañismo argentino.

Entre los que hablan están Enrique Garabetyan, Gustavo Damonte, Ariel Mallat, Julia Marincovich y Pablo Artigue, de la comisión directiva del club. La charla transcurre mientras, a pocos metros, otros escaladores suben y bajan el muro, como si cada ascenso fuera una forma de sostener la existencia de ese espacio que hoy sienten amenazado. La palestra, construida en 1982 con fondos de la entonces Secretaría de Deportes de la Nación, se levanta dentro del mencionado predio en el barrio de Núñez, y es administrada por el Centro Andino Buenos Aires. Tiene más de 2400 metros cuadrados escalables. Durante años, cientos de porteños y bonaerenses entrenaron allí como si estuvieran en la montaña, en un espacio único en el mundo.

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“Esto fue una obra casi artesanal”, recuerda Garabetyan, que lleva más de tres décadas practicando escalada. “En la década del 80, un grupo muy pequeño de socios del Centro Andino Buenos Aires logró que el entonces secretario de Deportes de la Nación se interesara en el proyecto de construir una palestra para entrenar en la ciudad. Se hizo un convenio y, con esos fondos, se levantó esta estructura, cuando todavía esto era capital federal, no ciudad autónoma. Los socios del club supervisaron a los obreros y a los ingenieros para que cada piedra quedara bien colocada. No era un muro cualquiera: había que garantizar que resistiera una caída. Así nació la palestra”. A su lado, Artigue agrega: “Hasta ese momento no teníamos ningún lugar cercano para entrenar. La roca más próxima está a 400 o 500 kilómetros. Por eso se decidió construir esta palestra en Buenos Aires”.

El conflicto comenzó en 2018, cuando el gobierno porteño impulsó un proyecto urbanístico para trasladar el Tiro Federal y crear en el predio el Parque de la Innovación. “En ese momento empezamos a tener problemas con el tema de la palestra –recuerda Garabetyan–, porque el trazado original de una de las calles del nuevo parque pasaba por este mismo lugar. Logramos frenar la obra con manifestaciones y reuniones con los responsables del proyecto, hasta que finalmente modificaron el recorrido y el muro quedó preservado”.

La Palestra que formó generaciones de escaladores y podría desaparecer en Buenos Aires

Sin embargo, el problema volvió en 2024, cuando la Ciudad anunció un nuevo proyecto de ampliación del aledaño Puente Labruna, sobre la avenida Lugones. La obra, que busca generar una rampa de acceso vehicular hacia Udaondo, prevé ocupar parte del terreno donde se levanta la palestra. “Es una locura. Podrían hacer el puente por otro lado, pero el trazado propuesto implica demoler esta estructura, que no solo es deportiva, sino también histórica”, dice Artigue.

La noticia llegó a los escaladores a través de las licitaciones públicas. “El Centro Andino tiene socios en todos lados –explica Artigue–, algunos con llegada a AUSA o a organismos del gobierno. Vimos que en los documentos del proyecto había irregularidades en el estudio de impacto ambiental y en la cesión del terreno. Y lo más grave es que no están teniendo en cuenta que la palestra es parte del patrimonio histórico deportivo de la ciudad”.

Julia Marincovich, una de las escaladoras que entrena en el lugar, recuerda que en la adjudicación original de 2022 la palestra estaba incluida dentro del proyecto del Parque de la Innovación. “Los escaladores autoconvocados pedimos que la integren, no que la tiren abajo. No queremos perder esto, que es un patrimonio histórico y además es hermoso. Queremos que lo incorporen, no que lo destruyan”, expresa.

Garabetyan asiente y explica: “En esta zona van a funcionar instituciones universitarias. En otros países, los estudiantes practican deportes como la escalada, por eso tiene sentido que este lugar se integre a ese entorno”. Artigue agrega: “Además, desde 2020 la escalada es un deporte olímpico. En Buenos Aires la primera prueba se realizó en 2018, durante los Juegos Olímpicos de la Juventud. Es importante que los atletas argentinos tengan este espacio de práctica”.

A lo largo de los años, por ese muro pasaron generaciones de escaladores. Algunos llegaron a competir a nivel internacional. Marincovich menciona un ejemplo: “De acá salió Agustín Pérez Aguirre, que hoy es guía de montaña internacional. Se formó en este lugar, que no es solo para escalar, sino para aprender a moverse con seguridad en la montaña”. Garabetyan destaca que “acá se entrena el compañerismo, el respeto, la técnica. Esto genera comunidad, y esa cultura andinista también es parte del patrimonio”.

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Artigue coincide: “Más allá del valor deportivo, esto genera vínculos. Es un espacio saludable, de intercambio, de cooperación. No somos un deporte competitivo. Por eso lo vemos también como un hecho cultural. Y es irremplazable. No existe otro lugar que prepare para la montaña real como este”.

El conflicto con la Ciudad derivó en una presentación judicial. “Hoy tenemos una medida precautelar activa. En abril, el juez reconoció al club en representación de los escaladores para defender este patrimonio, y esa resolución sigue vigente”, detalla Artigue. Además, esperan la resolución del amparo. “Exigimos que se reconozcan nuestros derechos. Acá también funciona una escuela de guías de montaña. Es el único lugar en Buenos Aires donde se puede estudiar y practicar. Además, entrenan fuerzas especiales, bomberos y grupos de rescate. La palestra forma parte del sistema de entrenamiento de seguridad que hay en la ciudad”, recuerda Marincovich.

La alternativa que el Gobierno propone para reemplazar la Palestra, construyendo una nueva en el Parque Olímpico de Villa Soldati, no convence a los escaladores. “La estructura proyectada no cumple con las medidas de seguridad –advierte Marincovich–. Nos ofrecen una de 1200 metros cuadrados, la mitad del tamaño actual, sin revestimiento de roca natural y con perfiles de quince centímetros, cuando los de esta estructura son de treinta. Tampoco tiene pilotes. No es segura. Y además no permite practicar técnicas clave, como fisuras o regletas, que requieren determinadas formas y materiales”.

Garabetyan subraya que las observaciones no son una opinión personal: “Esto lo dicen nuestros asesores ingenieros. Tenemos un equipo técnico que analizó el proyecto. No hablamos porque sí, tenemos informes”.

Ante la consulta de LA NACION, desde la Secretaría de Deportes porteña indicaron que no harán declaraciones sobre el tema, mientras que desde AUSA tampoco respondieron hasta el cierre de esta nota.

Gustavo Damonte agrega que la Legislatura porteña aprobó una resolución solicitando un informe al Poder Ejecutivo sobre cómo se asignó el predio y sobre los estudios de impacto ambiental. “Esa resolución, la 1889, le da plazo hasta el 23 de octubre para responder. Todavía no lo hicieron”.

Ariel Mallat lo resume en una frase: “La palestra es nuestra vida entera. Lo que logramos fue gracias a insistir, a hablar con legisladores y funcionarios, a presentar documentación. Todo lo que decimos está respaldado”.

Mientras tanto, los escaladores siguen entrenando. Cada grieta del muro tiene nombre, cada vía representa un nivel de dificultad distinto; desde las más simples, cuartos y quintos, hasta las más exigentes, séptimos y octavos. “La palestra te permite desarrollar una escalada a nivel internacional –sostiene Marincovich–. Está aplomada y extraplomada, con diferentes grados de inclinación. Por dentro, la estructura tiene listones que permiten practicar tomas pequeñas, algo que no existe en los boulder de cemento. Es única”.

A lo largo de la tarde, las cuerdas cuelgan desde lo alto y el sol golpea la piedra caliente. Garabetyan observa hacia arriba: “Los viejos que la diseñaron sabían lo que hacían. La hicieron grande, pensando en el futuro. Y tenían razón. Esta pared formó a generaciones enteras”.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/sociedad/reclamo-a-la-ciudad-una-historica-palestra-clave-para-la-formacion-de-andinistas-podria-desaparecer-nid15102025/

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