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Adolfo Cambiaso a los 50: lo que siente el crack, rompiendo récords y ganando con el hijo y los sobrinos

Hace rato que Adolfito Cambiaso piensa en el retiro del alto nivel. Y cuando creyó que llegaba el momento de desensillar, de colgar el taco, el casco y las botas, nuevos desafíos, incentivos y mo...

Hace rato que Adolfito Cambiaso piensa en el retiro del alto nivel. Y cuando creyó que llegaba el momento de desensillar, de colgar el taco, el casco y las botas, nuevos desafíos, incentivos y motivaciones, lo convencieron de postergar un poquito esa decisión. Esperar a su hijo Poroto y jugar con él la Triple Corona, bien valía para seguir un tiempo más en el ruedo. Aunque los años pasaran y pesaran. Por más que el entrenamiento costara, que el físico le cobrase onerosas facturas y que, en la cancha, tuviese que lidiar con la mayoría de talentosos chicos de quienes podría ser su padre. Y nada de jugar con Poroto por el solo hecho de cumplir un anhelo. No. “Armamos un equipo, pero para ganar. A mí me gusta ganar”, recalcó infinidad de veces el mejor polista de la era profesional de este deporte.

Cambiaso se dio ese gusto. Ganó Palermo con su heredero y entonces aparecieron en el escenario grande sus sobrinos, Bartolomé y Camilo. “Sería lindo jugar los cuatro juntos”, deslizó, como quien relata un sueño, cuando los hijos de Bartolomé y su hermana Camila, comenzaban a despuntar. Y también cumplió ese sueño. Lo está haciendo realidad. “He cumplido un montón de sueños en el polo. El primero fue haber jugado con mi hijo. Para mí fue importantísimo. En aquella ocasión, me acompañaron Juanma (Nero) y Pelón (Stirling)”, explicó.

El mentor de La Dolfina ya se había dado grandes banquetes en el polo (“El primer Palermo con Ellerstina lo considero importantísimo”) y tras las hazañas concretadas con su propio club, creado al iniciarse este siglo, empezó a imaginarse el postre del último banquete. Lo imaginó, lo preparó junto a Poroto y lo tuvo listo para disfrutarlo en familia. Y al pensar en la familia le surgió otra idea. Miró bien la torta y consideró que le quedaría de maravillas una frutilla. Sería el distintivo toque final. “Esta es la frutilla del postre, la que le puse este año a mi carrera: jugar con mis sobrinos. Es algo único y se siente único. Y a este viejo lo tratan como a uno más”, sonríe feliz y orgulloso. “Qué te puedo decir. Estoy muy contento. Ganamos el torneo… Y ganar siempre es lindo”.

La imagen de la frutilla del postre, que él mismo utilizó, se presta a interpretaciones. ¿Será definitivamente esta su última participación en la Triple Corona? ¿Dependerá de que La Natividad-La Dolfina gane el Abierto de Palermo, el torneo que desvela a Cambiaso? El tiempo lo dirá. No sería atinado adelantarse ni analizar o deducir su dicho. Sobre todo porque más de una vez parecía retirado y el crack siguió jugando.

El secreto de la vigencia, acompañada por el éxito, se vincula a una palabra. Palabra a la cual la mayoría de los deportistas le huye: presión. Adolfito convive con la presión, es más, necesita de ella para estimularse: “Tener presión no me afecta para nada. Cero. Yo estoy disfrutando. Imaginate, a los 50 años, estar compitiendo y en el mejor equipo, es para mí un disfrute. ¿Qué presión? Ahora, esa necesidad de tener que ganar si la tengo y me gusta. Lo más lindo es tener la obligación de ganar. Por eso salimos a la cancha los deportistas. Si no tenés presión es que no tenés equipo. Además, el día de mañana, cuando me retire, es justamente la presión lo que voy a extrañar. Mirá, yo tuve la enorme suerte de integrar equipos increíbles, organizaciones increíbles. Y en la actualidad me toca jugar con mis sobrinos y con mi hijo. Ellos me dan la posibilidad de seguir compitiendo en un equipo de punta. Entonces, yo disfruto, día a día. Y mientras se pueda, trataremos de seguir ganando”, reflexionó.

Respecto de las prestaciones en formaciones anteriores, su aporte al funcionamiento del team familiar ha cambiado. Hasta ahora no ha sido el “playmaker” de La Natividad-La Dolfina. “Estoy al 50% de la mano derecha. Hace dos meses me quebré tres rudimentarios (pequeños huesos de la mano, ubicados en la parte posterior del dedo, a continuación de los metacarpianos y las falanges) y de hecho no debería estar jugando, y sin embargo estoy jugando. Los chicos me bancan a mí. Igual, voy progresando. El sábado creo que hice un partido correcto. Y con el correr de los partidos iré mejorando. El otro día, en la semi contra Ellerstina-Indios Chapaleufú, al terminar el tercer chukker, creo, sabía que era lo que estaba mal, pero no tenía la capacidad física para corregirlo. Y contra UAE, ya pude intervenir más, ordené bastante”, reconoció el autor de un gol en la final. Uno importante, que estiró la diferencia a dos, momentos antes de concluir el séptimo y ante último chukker: un remate desde lejos que ingresó picando junto a un poste.

Sobre el mote de dream team que recibió su equipo, debido a la reunión de varias de las máximas estrellas de este deporte, y por ser, además, la única escuadra de hándicap perfecto, el hombre del casco celeste y blanco dijo: “Tenemos un gran equipo, es cierto. Y también tenemos mucho por mejorar. Recién va nuestro tercer partido juntos, y creo que contra UAE, si bien no arrancamos a pleno, fuimos creciendo y terminamos ganando bien. Creo que defendimos bien y que nos faltó un poco en ataque y manejar mejor los contraataques. Fallamos un poco en el taqueo y eso hizo que perdiéramos muchas jugadas. Pero ya mejoraremos, ya iremos agarrando esas cosas que aún nos faltan. Lo importante es que tenemos margen para crecer. El mundo del polo cree que es fácil ganar un torneo de la Triple Corona y no es así. Nosotros no prensamos de esa manera. UAE, por ejemplo, es un equipazo. Tenemos que ir partido a partido. Y llegar de la mejor manera a Palermo. Quiero ganar Palermo, siempre quiero ganar Palermo”.

Un gol clave en el momento más caliente View this post on Instagram

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La unión de La Dolfina con La Natividad, club creado por Lolo Castagnola, implicaba un contacto directo entre ellos. Algo que se había perdido en cierto modo. Tan fluido debía ser como en los viejos tiempos de La Dolfina. Y tras una década y media, los hermanos de la vida, distanciados por un tiempo prolongado, volvieron a compartir un palenque: Adolfito como jugador y Lolo como coach. “Esta bueno. Hemos jugado muchos años juntos, 14. Entendemos el polo de manera muy parecida. Y a la hora de hablar, eso te facilita un montón las cosas. Pensamos parecido. En la semifinal del martes pasado, con solamente cruzarnos una mirada, ya sabíamos lo que estábamos haciendo mal, lo que pasa es que yo, en la cancha, con la lesión en mi mano, y distintas circunstancias, no lo podía corregir. Ayer sí pude hacerlo cuando las cosas no salían, pero claro, todavía me falta”.

Cambiaso siempre sostuvo que los récords están para romperse y las estadísticas para superarse. Y lo repite ahora que superó a Juan Carlos Harriott (h.) como el máximo ganador en Hurlingham, con 16 títulos. O que alcanzó el campeonato número 43 en la Triple Corona, disputando su temporada número 33 en el mejor polo del mundo, como expresa el slogan de la Asociación Argentina de Polo. “Es un gran logro, por supuesto. Pero eso y todos los récords están para superarse, para romperse. Yo juego para mi club, para mi gente… Hoy represento a este equipo familiar y estoy feliz. Lo disfruto mucho. Y si vienen más torneos, mucho mejor. Y si no, no me puedo quejar, he hecho un carrerón”, concluyó.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/deportes/polo/adolfo-cambiaso-a-los-50-lo-que-siente-el-crack-rompiendo-records-y-ganando-con-el-hijo-y-los-nid06102025/

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