Micaela Clubourg, un estilo sustentable y muy cosmopolita
PALMA DE MALLORCA.– Crea ropa para el siglo XXI con el empuje y la voluntad propios de aquellos soñadores que bajaron de los barcos en el puerto de Buenos Aires a principios del XX. Es una chica...
PALMA DE MALLORCA.– Crea ropa para el siglo XXI con el empuje y la voluntad propios de aquellos soñadores que bajaron de los barcos en el puerto de Buenos Aires a principios del XX. Es una chica, Micaela Clubourg (31), que lleva el diseño en la sangre. Alto linaje textilero en su árbol genealógico, donde sobresalen apellidos como Churba y el suyo propio, bien conocidos en el mundo de la moda y el arte en la Argentina.
Con estos genes no sorprende que su ready to wear style (RTW) evolutivo y sustentable haya deslumbrado en las pasarelas de la Semana de la Moda de Madrid. Su colección Edition 8: We’ve been here before (Ya hemos estado aquí) la consagró como uno de los ocho talentos de la moda emergente española, a solo cinco años de llegar a Barcelona para hacer un Master.
Alto linaje textilero en su árbol genealógico, donde sobresalen apellidos como Churba y el suyo propio, bien conocidos en el mundo de la moda y el arte en la Argentina
–¿Qué quiere decir “ya hemos estado aquí”?
–No es nostalgia ni repetición. Se refiere a la continuidad, a lo que persiste y evoluciona desde la experiencia. Quise decir que la novedad no siempre está en lo nuevo, sino en cómo volvemos a vivirlo. Se refiere a lo esencial, a lo que trasciende el tiempo, y también a mi historia. Es como volver a caminar el suelo por donde anduvieron mis antepasados.
Nómade declarada y decidida como sus ancestros, Micaela entiende la moda como una herramienta de resiliencia y asegura que emigrar enseña que lo esencial no es lo material sino el saber hacer. Y ella hace, diseña y combina artesanía, tecnología y líneas contemporáneas con una ética innegociable: la sustentabilidad. Un principio que no solo ejerce en su métier, sino que lo milita en sus clases en el ESEI Barcelona y a veces en el IEDE, que es el Instituto Europeo de Diseño donde estudió.
¿Y en la práctica qué significa esa palabra tan de moda? Por ejemplo, fabricar con texturas nobles y puras en colores neutros; trabajar con patrones zero waste (sin desperdicio alguno, a la tradicional usanza japonesa) y usar únicamente fibras monomateriales cien por ciento (ya sea solo algodón, solo poliéster, solo lana, solo elastano, etc.) para que la prenda se pueda reciclar cuando cae en desuso y así vuelve al circuito virtuosamente. Hoy por hoy, explica Micaela al teléfono, las maquinarias existentes solo descomponen fibras puras, que luego se hilan para hacer otras telas.
Diseñadora de indumentaria recibida en la UCA tras la secundaria en la ORT, dio sus primeros pasos en la moda en la Argentina, y muy bien arropada estuvo. Viene de los Churba por parte de madre (prima del artista y diseñador Martín) y los Clubourg, de parte de padre, eran textileros polacos con tienda de tapados en París antes de recalar en Buenos Aires.
Con una amiga lanzó Cumbre, negocio de venta de ropa online diseñada por ellas y les fue muy bien, pero cuando su socia renunció pensó que lo mejor sería continuar su formación. “Apliqué y gané una beca entera para hacer un máster en sustainable fashion technology en el IED, que es el Instituto Europeo de Diseño, en Barcelona. Y ahí profundicé mi enfoque de moda sostenible y ética”.
Ni brillos, ni lentejuelas, ni flores ni oropeles. Studio Cumbre es diseño evolutivo, comodidad, estilo y materiales nobles
Luego de una experiencia con un curador de arte de Arabia Saudita donde practicó mucho con impresión 3D, biomateriales y tecnología de avanzada, fue asistente de diseño de Hereu, una marca de lo que se llama “lujo silencioso” de raigambre tradicional en España. Aprender aquí varias claves de cómo funciona el negocio de la moda la impulsó a dar el salto: Studio Cumbre, su marca online de venta mayorista instalada en Barcelona, donde sueña, bosqueja, diseña y corta asistida por un equipo de tres personas (una mentora, una estilista y una asistente) y el apoyo -”enorme”, dice- de su marido, Ary Altman, que es arquitecto.
Ni brillos, ni lentejuelas, ni flores ni oropeles. Studio Cumbre es diseño evolutivo, comodidad, estilo y materiales nobles. Ropa femenina de nicho fabricada en talleres de las cercanías de Barcelona y también de Latinoamérica, porque Micaela tiene a la lana entre sus texturas favoritas.
–Tu estilo en palabras…
–Ready to wear en fusión de dos cosas. Tiene una presencia, un corte, para que se entienda, oriental, lo que permite zero waste, no sobra nada, no hay residuos. Trabajo con patrones que no derrochan nada. Y a la vez lleva algo latinoamericano porque uso mucho punto tejido a mano, a dos agujas. Que también es una manera de no generar desperdicio. Son las dos técnicas que encontré para optimizar recursos.
–No es menor teniendo en cuenta que la moda no solo desperdicia sino que también contamina mucho.
–Por eso. Cuando empecé en la Argentina ya tenía esto en la cabeza. La optimización de recursos, entender que cada punto es parte de este enfoque sistémico.
–Sabrás que el algodón consume muchísima agua.
–Sí, lo sé. De hecho, el algodón orgánico consume más agua todavía. Pero, bueno, ahí es estratégico. Cuando doy clases, explico a los alumnos que uno tiene que fijar sus prioridades. Una, para mí, es evitar el microplástico. Trabajo fibras naturales en las prendas porque no quiero que se liberen microplásticos al lavarlas.
–¿Qué otros cuidados incluye esta filosofía de diseño?
–Yo voy a fibras naturales certificadas, luego puedo elegir trabajar con productores de cercanía. Por ejemplo, elijo mis proveedores en España en lugar de China.
–Es más caro, imagino…
–Y sí. Todo lo cercano cuesta más, pero lo hago por ética, porque sé que reduzco la huella de carbono y el impacto de traslado, a la vez que se empodera la economía local y la industria. Cataluña era líder en producción textil antes de la apertura de China, que provocó muchos cierres de fábricas e industrias europeas. Ahora el foco es volver a poner a Europa como punto de producción. Sí, en principio encarece, pero implica un cambio grande -y necesario- de mentalidad. Así se puede reducir la cantidad de veces que uno compra o descarta una prenda. Cuestan más pero duran más.
–Hacés prendas evolutivas. Contemos de qué se trata…
–Que se pueden abarcar distintos talles en una misma prenda. Yo llevo ahora, que estoy embarazada de cinco meses, un pantalón que se puede regular desde la cintura. Va de un XS a un XL. Porque se ajustan por tiras, cruces o por distintos ojales. ¿El tiempo hace que el cuerpo vaya cambiando, no? Pues esta prenda va a ir acompañando ese cambio y durará más años. No tengo la necesidad de salir a comprar una nueva. Se notó mucho en la pospandemia esto. Yo quiero el mismo pantalón pero en otra talla, decía una clienta por ejemplo. Y yo pensaba, bueno, ¿cuál es la necesidad de descartar todo el tiempo? El motivo primero por el que se descarta una prenda es porque no te entra más.
–¿Qué buscás cuando te sentás a diseñar?
–Busco lo esencial. ¿Qué es lo mínimo que me puedo poner para estar elegante y cómoda? La simpleza, lo no recargado. En un mundo tan sobreinformado y sobresaturado y con tanto consumo, cuanto más simple voy, mejor. El ideal para mí es una prenda atemporal y versátil, que puedo tener puesta de la mañana a la noche y que la voy cambiando según el momento del día. Trabajo con colores neutros y puedo ir mezclando todo con todo. Colores tierra, blancos, crudos y negro. El color de temporada lo meto en los accesorios, no en un pantalón que queremos que perdure muchos años en tu armario.
–¿Influye el mundo cambiante y bélico que estamos
viviendo?
–Y sí, además de sustentables, mis prendas son envolventes, como refugio y resiliencia, protectoras. El contexto influye siempre. Y acá traigo el tema de optimizar recursos. Yo sigo utilizando los patrones a lo largo del tiempo, no es borrón y cuenta nueva colección a colección. Yo parto del mismo patrón y veo cómo puedo mejorarlo y perfeccionarlo. Lleva tanto trabajo hacer un patrón, que no lo puedo tirar a la basura y partir de cero. Eso no tiene sentido. Pensar en re-usar. En reparar y mejorar, en perfeccionar, más que en tirar
–¿Hacia dónde va la moda hoy?
–La moda hoy es más atemporal. O busca serlo. Más funcional, más cómoda. Y poco a poco más sustentable también.
–No es lo que se ve en las pasarelas de París o Milán, ni siquiera en las grandes tiendas como Zara, Mango o H&M.
–Los desfiles son una cosa, y las bajadas comerciales, otra. Lo hemos visto en la evolución de las zapatillas. Hoy en día son pocas las personas que utilizan zapatos todo el día. Pienso que hoy es una obligación transversal. Desde las grandes marcas hasta las pequeñas están implementando estrategias de sustentabilidad, aunque admito que hoy el fast fashion está más al alcance de la mayoría de la gente por los precios más bajos. Pero creo que el cambio generacional, que llega también a las cabezas que manejan esas grandes empresas, ayudará a modificar el rumbo. No será rápido ni fácil pero va a llegar. Fíjate que las cápsulas que hacen Zara o Mango apuntan a eso: mejor calidad, texturas más nobles, menos cantidad de producto aunque más caro. Cada uno le habla a su público de la manera que más llega. Creo que hoy todo el negocio de la moda está pensando cómo seguir generando rentabilidad con menos cantidad de producto. Creo que hay una gran responsabilidad en las grandes marcas que, por lo potentes que son, tienen más capacidad para invertir en desarrollo y tecnologías de avanzada que mejoren los procesos. Y eso se replicará luego hacia abajo.
–¿Qué tendencias te guían?
–Es otra disyuntiva, porque más que de tendencia hablamos de lo esencial, arriba y abajo de la pasarela. Y yo siempre digo: ¿Cuál es el textil que está presente en todas las temporadas desde hace años? El tejano, el denim, ¿no? Sí. El denim es algo que está presente, que de hecho es raro llevarlo a pasarela. Nosotros lo llevamos con tipologías diferentes, con una base más oriental, con un tipo de blusa o palazzo que no es un jean tradicional. Todo sin herrajes ni cierres, ni botones, otro gran detalle para pensar en el desmonte de esa prenda a futuro cuando se recicle. Y ese denim que elegimos es de un productor de Barcelona que trabaja denim reciclado. De hecho, ha colaborado mucho con Levi’s. Esos jeans de Levi’s se reciclan, se tritura esa fibra y se vuelve a hilar. Ese tejido es el que usamos nosotros
–¿Hay algo que no te pondrías nunca?
–Una pieza estampada, con prints.
–Armame un carry on para un viaje de dos o tres días…
–Bien, un pantalón negro seguro, un coat o abrigo, que podría ser un trench y si es waterproof mejor, pero liviano, tiene que ser muy liviano y oversize para poder abrigarte debajo o ir solo con el coat, y una remera simple abajo, que puede ser o crudo o negro. Y después una blusa y un kimono. El kimono puede usarse de muchas formas. De kimono solo, de abrigo o de blusa, depende de cómo lo uses. Tiene un sistema de ajustes que se adapta a diferentes cosas.
–¿El oversize llegó para quedarse?
–Si bien en la moda no hay nada que llegó para quedarse, puedo decir que en Studio Cumbre sí se va a quedar porque tiene que ver con una cuestión de estrategia, de reducir los stocks a la hora de producir. Como trabajo sin residuos, uso más tela y mis patrones tienden a ser más grandes. Además al ser evolutivas no hace falta tanto stock y habrá menos remanentes porque es como si fuera talle único, solo que adaptable o ajustable a cada cuerpo. Es un desafío hacerlo, pero yo elijo esto.
–¿Cuero o ecocuero?
–Prefiero comprar una cartera o un accesorio de cuero antes que uno sintético, de poliuretano o plástico. Uno me dura quince años y el otro dos y contamina mucho más. Uno va a la tierra y es plástico, el otro va a la tierra y tiene menor impacto.
–¿Y las pieles?
–Ahí ya me voy a inclinar por usar lo que existe, es decir, volver a lo vintage. Si alguien quiere trabajar con piel, puede trabajar la técnica upcycling con pieles ya existentes.
–¿A quién admirás en el mundo de la moda como diseñador?
–Hay una diseñadora que se llama Phoebe Philo, que fue históricamente una directora creativa de Celine muchos años y recién ahora se lanzó, el año pasado con una marca de lujo silencioso.
–¿Qué es el lujo silencioso?
–Bien, el lujo silencioso es una tendencia que cada vez más marcas están implementando y tiene que ver con hacer esos básicos atemporales de mucha calidad. Calidad en los tejidos, calidad también en las tipologías. Son esas prendas con una caída increíble, atemporales, que es un pantalón quizás negro, gris, crudo, que siempre vas a usar. Prendas bien confeccionadas. No son las más baratas, es cierto. El alto coste tiene que ver con procesos de producción y materiales. Alta calidad y atemporalidad. Un cuerpo cómodo, chic pero relajado, no una puesta en escena, no cargada de cosas, por eso siempre volvemos a lo esencial.
–¿Cuánto cuestan tus diseños?
–Yo vendo prendas desde ciento 150 euros hasta 400. Y tengo algunas que superan esas cifras, pero es porque son de colaboraciones con artesanos latinoamericanos.
–¿Cómo llegaste al Fashion Week de Madrid?
–Es una pasarela bastante exclusiva. Presenté un portfolio y me dieron una entrevista. Dentro de esos portfolios seleccionan a diez, y de esos diez quedan ocho, entre los que estuve yo. Presenté una colección en febrero, otoño-invierno, y me pidieron que presentará primavera-verano 26 ahora en septiembre. Para mí ha sido un gran logro. Empecé hace poco más de dos años y ya estuvo dos veces en el Fashion Week del calendario oficial. En una ciudad y un país nuevo.
–¿Y ahora qué viene?
–Viene la parte de la representación comercial a nivel internacional, para llegar a París, países nórdicos, Asia.
–¿Qué ha sido lo más duro de esta aventura/exilio?
–Lo más difícil no fue extrañar a la familia, fue volver a construir mi círculo profesional. Aunque debo admitir que logré hacer vínculos muy fuertes y muy rápido logré insertarme. Pero me puse las pilas y me moví, me fui a todo evento, oportunidad que se me dió la agarré, me metí a dar clases, trabajé durísimo.
–¿Sueños?
–Poder vivir de una marca que hace una moda diferente con procesos más sostenibles, con una ética y una filosofía que poco a poco está llegando a la moda.
–Diseñás para mujeres que somos tentadas y pilcheras. ¿Qué consejo nos darías?
–Menos prendas, más calidad.