Generales Escuchar artículo

El paraíso se llama Jane Austen

BALTIMORE.– A lo largo de la historia, los humanos imaginaron el paraíso de muchas maneras: como un jardín de abundancia sin culpa, como praderas fértiles donde los héroes griegos descansan p...

BALTIMORE.– A lo largo de la historia, los humanos imaginaron el paraíso de muchas maneras: como un jardín de abundancia sin culpa, como praderas fértiles donde los héroes griegos descansan por los siglos, o como un gran salón donde los vikingos beben, pelean y festejan eternamente sin consecuencias.

Esta cronista, en cambio, ya había identificado que el suyo era distinto, y se llamaba Jane Austen Society of North America General Meeting 2025 —JASNA GM, para la gente del ambiente. Tuvo lugar la semana pasada en Baltimore y no defraudó. Cerca de mil participantes, la gran mayoría vestidos como en tiempos de la Regencia, escucharon conferencias de los principales académicos dedicados a la autora que –y no hay forma suficiente de exagerarlo– se venera colectivamente. Hubo presentaciones de nuevos libros, clases de baile dignas de Orgullo y Prejuicio, talleres de bordado para quienes aún esperan pacientemente a Mr. Darcy, partidas del respetable whist y de juegos favorecidos por caballeros de reputación dudosa como Mr. Wickham, debates encendidos sobre adaptaciones y fan fiction. Todo en un clima de amistad, ironía y absoluto respeto. Quien hable del Edén, del Valhalla o de los Campos Elíseos, evidentemente nunca estuvo en el Marriott donde se desarrollaba la JASNA GM ’25.

En las escaleras mecánicas, los vestidos largos se enganchaban con tal frecuencia que el hotel debió colocar carteles pidiendo —con mucha diplomacia— que las señoras no acostumbradas a faldas que rozan el suelo las levantaran antes de subir

Porque parte de la gracia estuvo justamente en la superposición de lo antiguo y lo contemporáneo. No fue buscado: JASNA es la organización de fans de Jane Austen más grande del mundo (hasta su par en Inglaterra tiene números menores) y el encuentro general se celebra cada año en una ciudad distinta de EE.UU. Pero el contraste en Baltimore era inevitable y glorioso. Una ciudad con un downtown que fue duro y famoso por el crimen, símbolo de acero y astilleros y una gran universidad como Johns Hopkins, se vio invadida por sedas, gasas y encajes. Casi una metáfora de cómo Austen atraviesa todos los tiempos y situaciones.

Algunas imágenes son imborrables. Para las Janeites hambrientas fuera de hora, había food trucks en la puerta del hotel, donde los vestidos de corte imperio y las tiaras se mezclaban con los trajes grises de oficinistas y los trabajadores del puerto. En las escaleras mecánicas, los vestidos largos se enganchaban con tal frecuencia que el hotel debió colocar carteles pidiendo —con mucha diplomacia— que las señoras no acostumbradas a faldas que rozan el suelo las levantaran antes de subir. Porque sí: eran sobre todo mujeres. Y eso hacía los bailes aún más precisos. Justamente, parte de la urgencia en el juego matrimonial a principios del siglo XIX era que tantos hombres estaban luchando contra Napoleón. Amy C. Stallings, académica especializada en danza, quien tocó de compañera, recordó que Fanny Burney —la gran predecesora de Jane Austen y autora de Evelina— escribió que algunas mujeres de la época llegaban a ir con ropa de montar que lucía masculina para no perderse un baile.

JASNAGM siempre es enorme, pero este año fue especialmente monumental en términos de oferta y participantes al cumplirse 250 años del nacimiento de Jane Austen. Consultada Mary Mintz, presidenta de la institución, sobre cómo se puede planear un JASNA GM 2026 después de todo, no se alarmó en lo más mínimo. Dijo que “hay tantas lecturas, relecturas, correcciones de lecturas anteriores y revaloraciones posibles sobre Jane Austen que se podrían hacer por lo menos 250 simposios más. ”Por supuesto, también hubo un magnífico bazaar. Esta cronista compró un sombrero de paja trenzada, flores y lazos al cuello como el de Anya Taylor-Joy en Emma (pechito argentino). Para que no se aplastara, tuvo que ir puesto. En Baltimore no importaba, había tanta gente vestida así, pero ¿qué ocurriría cuando el tren llegase a Manhattan? Resulta que, justo al lado de la estación, se realizaba Comic Con, la gran peregrinación global del cosplay. Así que ya bajarse en el andén significó estar rodeada de una masa de Supermans, Mujeres Maravillas y Bob Esponjas. Un fin de semana inmejorable casi que se volvió mejor.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar/conversaciones-de-domingo/el-paraiso-se-llama-jane-austen-nid19102025/

Comentarios
Volver arriba