Montevideo recupera su alma portuaria: un viejo hotel del 1800 reabre como símbolo del nuevo distrito que conecta historia, arte y negocios
Durante décadas, la cara de Montevideo fue una postal nostálgica: las calles empedradas características de Ciudad Vieja, el olor a café, las fachadas detenidas en el tiempo y un puerto que marc...
Durante décadas, la cara de Montevideo fue una postal nostálgica: las calles empedradas características de Ciudad Vieja, el olor a café, las fachadas detenidas en el tiempo y un puerto que marcó el impulso del comercio rioplatense. Pero en los últimos años, la capital uruguaya se transformó en algo más y hoy es un imán para inversores, emprendedores y empresas que buscan estabilidad, proyección a largo plazo y una identidad cultural compartida.
A solo tres horas de Buenos Aires, y con más de 1,5 millones de pasajeros anuales que cruzan el Río de la Plata -de los cuales el 45% son argentinos-, Uruguay se consolidó como una de las economías más estables de la región, con baja inflación, crédito en expansión, un mercado inmobiliario que combina previsibilidad con crecimiento y una aspiración a convertirse en un centro tecnológico para atraer a empresas globales. Esto explica por qué el país se volvió un destino habitual para la inversión argentina, tanto en Montevideo como en Punta del Este.
En ese contexto es que en el corazón de Ciudad Vieja, frente al puerto de Montevideo, una joya arquitectónica del siglo XIX vuelve a la vida: el Hotel El Globo. El edificio, que pasó 20 años abandonado pero conserva su estructura original y el ascensor de época, es hoy la piedra fundacional del Distrito El Globo, un proyecto que busca revitalizar la Ciudad Vieja con un ecosistema de innovación, arte y negocios, a pocos pasos de la terminal de Buquebus.
La iniciativa pertenece al grupo inversor argentino Skywalker Investments (SWI), que desde 2020 lleva adelante un plan de recuperación urbana con una inversión de US$16 millones: seis edificios en desarrollo y 11.000 m2 ya en operación. Mientras que para 2030 tiene una proyección de US$26 millones, nueve edificios y 20.000 m2. Todos los inmuebles -Casa El Globo, Casa Colón, Casa Solís I y II, Casa Rambla- se integran bajo un mismo concepto: generar una red de espacios interconectados por su función y su espíritu.
El puerto fue siempre el corazón de Montevideo, todo pasaba por allí. Ese punto de partida inspiró el proyecto. Casa El Globo conserva los guiños históricos, pero incorpora tecnología de última generación: todos los servicios, membresías y espacios se gestionan a través de aplicaciones.
“Todo lo que vean en este distrito está absolutamente lleno de sentido”, explicó Valentín Bueno, presidente de SWI y motor de la iniciativa, durante la inauguración de Casa El Globo, que se llevó a cabo el pasado jueves 9 de octubre. “El objetivo es que, en diez años, cien compañías latinoamericanas puedan proyectarse al mundo desde acá. Hoy ya sucede con dos”.
Pero también, detrás del espíritu artístico y patrimonial, hay una arquitectura financiera. La propuesta de inversión de Distrito El Globo ofrece una oportunidad de valor añadido para convertirse en accionista del proyecto, y el capital argentino es, hoy, el principal protagonista del mercado uruguayo.
El modelo de inversión ofrece participar directamente en las ganancias del negocio de hostelería. De esta manera, para los inversores se proyectan ingresos promedio anuales del 12%. El principal indicador de ganancia, el Multiplicador sobre Capital Invertido (MOIC), se sitúa en 1,69x, lo que significa que por cada dólar invertido, el retorno esperado es de US$1,69. La inversión está dirigida a inversores de alto patrimonio, con un ticket mínimo de entrada de US$500.000.
El arte como una pieza central del proyectoLejos de ser un detalle decorativo, el arte es el eje emocional del Distrito. “El arte es una columna de este proyecto. Está en todos lados”, dijo Bueno. “El distrito no estaba inaugurado y ya habíamos hecho diez exposiciones. El arte es la expresión creativa de todo lo que puede existir; necesitamos estar rodeados de eso, incluso en los lugares donde se cierran negocios duros”.
Tal es así que la Colección El Globo reúne más de 70 obras de grandes nombres del arte rioplatense: Carlos Páez Vilaró, Quinquela Martín, Antonio Berni, entre otros. Cada sala de reunión, como la “Sala Berni” o la “Sala Quinquela”, lleva el nombre de un artista y está intervenida con piezas originales.
El edificio combina esta curaduría artística con un diseño contemporáneo: siete salas de reuniones, diez oficinas privadas y un rooftop para eventos, además del restaurante “Quinquela” en la planta baja, con identidad rioplatense, inspirado en el espíritu del artista Benito Quinquela Martín y en la mirada sensible de Quino.
La perfumista argentina que desarrolló la fragancia “Dos Orillas” creó una esencia propia para el lugar, que puede sentirse en todos los espacios y refuerza la idea de unión entre Buenos Aires y Montevideo.
El futuro de ir a la oficinaEn alianza con el grupo internacional IWG, que opera espacios de coworking en 120 países, Casa El Globo se convierte en la primera sede en América Latina de No18, su red sueca de clubes de negocios premium. “Montevideo es la primera ciudad de la región en recibir No18, y este espacio refleja nuestra filosofía: crear lugares de trabajo que transforman”, explicó a LA NACION Alejandro Solís, CEO para Latinoamérica de IWG.
El modelo de membresías permite acceder a distintos niveles de servicio: desde oficinas virtuales por US$115 mensuales, espacios de coworking desde US$209 o despachos privados desde US$1078 (estos valores corresponden a precios de preventa). Quienes se asocien pueden usar los espacios de IWG en cualquier parte del mundo, desde Montevideo hasta el edificio Chrysler en Nueva York. “Las empresas ya no buscan una locación fija, sino varias. Lo importante es atraer talento, no retenerlo en un escritorio”, sintetizó Bueno.
El mercado de coworking ya representa el 14% del total de oficinas en Montevideo y proyecta duplicar su volumen a 2029, con valores comparables a los de Londres o Nueva York. En ese contexto, la Ciudad Vieja se reposiciona como área de oportunidades, gracias a la mejora en la calidad edilicia y los precios competitivos.
“Muchos nos decían que Ciudad Vieja era un fracaso”, reconoció Bueno. “Pero hoy es el corazón de la transformación. Este distrito está pensado para generar valor sostenible: integra negocios, arte, gastronomía y tecnología. No es un desarrollo inmobiliario, es una plataforma de proyección regional”.
La reconversión de los edificios en espacios de coworking, coliving, hotelería, gastronómicos y de servicios tiene como fin consolidar un lugar donde se amplifique la sinergia entre emprendedores y empresarios. “La locación era fundamental para que alguien que ya tuvo dos horas y media de barco y esperó una hora para salir, se pueda cruzar e inmediatamente ponerse a trabajar”, contó Bueno.
Además, Montevideo se posiciona como punto medio entre dos polos en pleno desarrollo de Uruguay: la ciudad inteligente +Colonia y Punta del Este. “Esto es transformación urbana y social. Hoy van a ver un centro de negocios que los va a inspirar y desde el cual se pueden lanzar proyectos al mundo”, concluyó Bueno.
Un dato clave a tener en cuenta es que el grupo fundador del proyecto tiene a cargo una fundación sin fines de lucro llamada “Gestionar esperanzas”, que acompaña a familias en situación de vulnerabilidad de la Argentina, Chile y Uruguay, encargados de elaborar bolsas de lona recicladas, que cada asistente del evento de inauguración se llevó con obsequios. “Reafirmamos el compromiso del Distrito con la sostenibilidad, la inclusión y la economía circular”, explicaron desde la empresa.